REPARADORES DE MUROS CAÍDOS

REPARADORES DE MUROS CAÍDOS

NO a todo tipo de discriminación

Somos respetuosos del ser humano, sea cual sea su condición social, cultural, intelectual, raza, color de piel, religión, elección y opción en su vida de relaciones, su actividad sexual, su contexto de vida, su pasado, su presente y su futuro.

No estamos puestos en la Tierra para ser jueces, facistas, legalistas, hipócritas,tiranos. Dios nos ama tal cual como somos.

En la peor de las condiciones de la Humanidad Jesucristo fue a la Cruz para que esa condición fuera revertida ante el Creador.

No nos metemos con la opinión de otros Grupos, Blogs, Páginas, que enfaticen en sus posturas pro- o contra algo.

Desde aquí damos información y nuestro concepto basado en la vida con Dios, las experiencias y testimonios publicados. Quien quiera entrar, ver, dejar su comentario está en su derecho. Deseamos no ser atacados, agredidos por Grupos, personas individuales, Asociaciones que no piensan como Reparadores de muros caídos. No encontrarán en el Blog, ninguna afrenta a quienes no piensan igual que nosotros. Gracias.







5/2/09

Maldiciones-Heridas-Libertad-Sanidad

Me llamo Raquel Ríos, tengo 59 años.
Desde chica sentí mucho dolor por la forma en que mi mamá me trataba. Cuando yo tenía 16 años mi madre se enojó y me dijo: "Dios quiera que el día que te cases seas la mujer mas infeliz del mundo"...y mirá que las maldiciones de una madre alcanzan.
A mis 18 años me casé y desde ese mismo día empezó mi calvario. Durante 40 años sufrí por parte de mi marido todo tipo de abusos, físicos y psicológicos. Después de 10 años de casada me acordé de la maldición de mi mamá. Jamás le dije nada, pero, cada vez que mi marido me golpeaba yo recordaba esa maldición, y en mi corazón empecé a sentir rabia hacia mi madre. Sufrí muchísimo con mi marido, llegué a odiarlo, no solo sufrí yo, sino lo mas hermoso que tengo: mis dos hijos, una hija del corazón y un hijo regalo del Señor. Pero no me animaba a dejar a mi marido, le tenía mucho miedo, jamás le respondía ni lo contradecía en nada por miedo al golpe que seguro venía.
A todo esto, mi mamá había partido con el Señor en el año 73, pero para mi, su maldición me seguía persiguiendo.
Las cosas con mi marido ya eran insoportables, me estaba enfermando porque lo que yo no decía, mi cuerpo lo manifestaba. Siempre estaba enferma. El día 15 de Diciembre de 2007, mi hermana en Cristo Sandra, me invitó a un Encuentro, la Jornada de Reparadores de muros caídos; yo pensé, tengo que arreglar el muro de mi mamá y acepté ir. Ella pasó a buscarme y fuímos. No tengo palabras para expresar lo que fue para mi ese Encuentro.
En un momento, el hermano que dirigía pidió que los que estaban dispuestos a perdonar a los que nos habían dañado, que pasáramos al frente, yo no pude hacerlo, porque sentí que si lo hacía era falso. Terminó el Encuentro y regresamos a casa.
Pero yo ya dentro de mi no era igual, algo había cambiado, me sentía mas fuerte. Cuando llegué a mi casa mi hija me dijo : mamá: Papá se fue...yo no salía de mi asombro, porque él a mi no me dijo ni una palabra...no me puse mal...a la noche le pedí al Señor que el Espíritu Santo me revelara por qué mi mamá me maldijo y así lo hizo, tuve un sueño y recordé por qué mi mamá se enojó.
No la justifico, oré mucho al Señor que Él sacara de mi corazón ese rencor a mi mamá y pudiera perdonarla y así lo hizo, y no solo eso, también me sacó a mi marido, porque despues de un mes sin saber de él, embolcé toda su ropa, todo lo que pudiera haber de él en casa, fotos, todo, lo puse en su camioneta y las llevé a casa de un hermano, y el 12 de Enero de 2008 lo llamé a su celular y le dije que todas sus cosas estaban en la casa de mi hermano, que fuera a buscarlas allí, él respondió: "andá loca, tirate debajo de un tren " y yo tuve el valor de responderle: no te voy a dar el gusto, vos me arruinaste la vida durante 40 años, ya no lo vas a hacer mas, y le corté la llamada.
Desde ese día 15 de Diciembre no he vuelto a verlo, no lo extraño, no siento nada, no estoy mas hablando de él, de lo que me hacía. Después que fuí al Encuentro yo sentí que el Señor me decía: Raquel, hasta aquí, Yo hice, ahora tú tienes que hacer tu parte.
Ahora vivo tranquila con mi hija, mis dos nietas, mis hijos están felices por la decisión que tomé, lo mismo que mis hermanos, cuñadas y toda la familia y amigos.
No tengo palabras para agradecerle a Sandra por haberme escuchado siempre, por su paciencia, por su contención, por sus consejos y su amor incondicional y por haberme invitado a la Jornada de Reparadores de muros caídos, que fue y sigue siendo de mucha bendición para mi.

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